lunes, 25 de enero de 2010

Arte Posmoderno

La promesa de una exposición de arte como ninguna no es nueva. Años ha que me llegan invitaciones que advierten sobre la obra inédita del inventor del “Café sobre Café” o de la escultura más refinada y pequeña que jamás se hubiera visto.

La de hoy era distinta por lo menos en la redacción. A saber, se advertía un giro de 90° y ya desde ahí esperaba algo anormal, original o imposible.

En el remitente firmaba El Gran Glotín y como tema el 2 de octubre.

Suelo ignorar las fiestas cívicas que por infructuosas se van desgastando. Hay que ver a los jóvenes que gritan: saben de historia más o menos lo mismo que usted y yo de monodrópteros Baleares.

Me río, mas la suscripción de El Gran Glotín es un aliciente. Si lo consideraron entre los críticos patrocinadores no es por algo insignificante. Ya sabe usted: El Personaje capaz de dar el veredicto final, indiscutible, perfecto. El hombre preparado que dicta líneas de campaña precisas, escribe discursos refinados y nunca con una sola mentira.

Claro. ¿Qué se puede esperar de los hombres de palabra?: preparados, instruidos y ávidos de conocimiento que acumulan y no dejan empolvar. En fin: Artemisa les ha dado por llamar a la curadora y exponente principal. Su fama es la de una mujer capaz de dislocar un edificio para que su arte innove. Eso, claro, es parte de la publicidad que he visto en las revistas donde, por el formato, La Diosa se ha negado a presentar cualquiera de sus obras.

El marco es Tlaltelolco y el motivo...

Después de Don Pedro parece que no hubo nada relevante en esa zona hasta el 9681 y a partir de ahí, más y más ganas de resolver ambas hecatombes.

Sí. Digo bien: hecatombes. Primero aquellos bueyes en día de plaza, en plena guerra confiados al Sol después, estos otros esperando que la coyuntura internacional los rescatara. Héroes que cambiarían al mundo desde una plaza sin considerar que el Gran Papá no se tocaría el corazón por unos cuantos hijos rebeldillos.

Regresando al papel, sea por ecologistas o acaso para que el rumor vuele más lejos pero al fin, la invitación llegó en revolución y yo casi la rompo en la primera impresión.

Pasando al título, léalo ahora conmigo para que se entere de una vez:

GIRO ARTÍSTICO DE NOVENTA GRADOS

Por lo anterior se podría pensar que se pusieron a pintar en las esquinas. No es difícil después de todo, La Fuente vista por el haz sería expulsada de su pedestal y enviada a un vertedero.

Veamos pues la línea que advierte sobre

"LOS NUEVOS VALORES NACIONALES".

ARTE JUVENIL. EL FUTURO DE MÉXICO Y PRESENTE DEL ARTE MUNDIAL EXPUESTO EN UNA SOLA PLAZA.

JÓVENES TALENTOS BUSCANDO UNA OPORTUNIDAD PARA MOSTRARNOS LO MEJOR DE SU INTERIOR.

¿Escatológico o no?

Disculpe usted. Suelo considerar las cosas muy literalmente y pensé en arte más moderno quizá del sugerido por este documento.

LA ENTRADA SERÁ LIBRE Y ASISTIRÁN A LA INAUGURACIÓN LOS EXPOSITORES.

Desde luego puedo no asistir si considero la libertad aludida en esa línea pero... ¡Fallarle a El GRAN GLOTÍN!

Ni pensarlo. Además, La Diosa podría no volver a pintar nada en México y yo me habría perdido esta GRAN EXPOSICIÓN.

¡Nunca!

No está de más ver y escuchar la opinión de lo más granado de los medios antes de las ediciones matutinas pero hasta ahora, salvo que los "NOVENTA GRADOS" se refieran a la vuelta que debo dar a este papel para seguir leyendo, no veo otra justificación.

Aquí está. La firma de El Gran Glotín debajo de lo increíble;

lo nunca visto;

LA INNOVACIÓN.

LO ESPERAMOS EN LA PRIMERA EXPOSICIÓN DE MURALES EN EL SUELO, ENCABEZADA POR LA DIOSA ARTEMISA Y SU TALLER DE BACHILLERES

EGG

viernes, 22 de enero de 2010

El Ateismo Climático

Walter E. Williams, profesor de economía de la George Mason University, recientemente publicó un artículo donde llama al recalentamiento global una religión. Irónicamente, procede entonces a atacar a esta 'religión' con un fervor que a veces vemos en ciertos misioneros protestantes.

Williams alega que "es estúpido pensar que las actividades humanas pueden lograr cambios en la temperatura terrestre." Procede a poner como ejemplos la era glacial y la imposibilidad de los seres humanos de detener tsunamis y huracanes.

Así mismo, cita un impresionante aumento en la población de osos polares, una de las especies más amenazadas por la reducción de los casquetes polares. De donde obtuvo esa información, no sabemos, pues el señor no cita sus fuentes. Hoy en día se estima una población global de 25,000 osos polares. ¿Cuantos había en 1960? No sabemos, ya que aun hoy se trata de una especie que habita un territorio poco estudiado. Pero aun así, de las 19 'colonias' de osos identificadas, ocho están en franco declive, tres se encuentrasn estables, y solo una está creciendo. De las siete restantes, se tienen pocos datos. ¿De donde, pues, obtiene el dato de un aumento en la población total? Debe tener espías entre los osos polares. Pero bueno, no son los osos el punto de su ensayo ni del mío.

Sobre su reclamo de que es arrogante el pensar que los seres humanos no podemos alterar el clima, comenzaría por señalar que especies mucho menos difundidas e 'inferiores', como termitas y castores, tienen un efecto medible en los microclimas de las zonas en las que habitan. Los efectos del dióxido de carbono (CO2) como 'trampa de calor' son conocidos desde hace mas de un siglo. Consideremos ahora que los seres humanos no generamos CO2 solamente por actividad bilógica, sino también por actividad industrial. La cantidad de gas que ponemos en la atmósfera cada año es enorme. Y no esta focalizada: no existe país en el mundo que no esté contribuyendo de alguna manera a la producción de gases invernadero.

Williams comete otro error, que ya he señalado en alguna otra ocasión, al hablar de calentamiento global. Usar ese término es darle municiones gratis a aquellos que lo niegan, pues rápido señalan los crudos inviernos que ha padecido Europa y Norteamérica recientemente. ¿Calentamiento global? ¿Y porque tanto frío? La situación no es tan sencilla. Usualmente hablamos de cambio climático pues esa es la situación real. Hace frío donde antes no hacía, donde llovía ahora hay sequía, donde no llovía se padecen inundaciones severas. Es una necedad decir que esto no está pasando, y más aun pretender negar la evidencia científica que la sustenta.

¿Se busca dar miedo? ¿Que se gana con eso? Si hubiera una clara agenda de gasto público en todo el mundo para contrarrestar el cambio climático, tal vez podría darle algo de credibilidad a la teoría de Williams. Pero las economías más grandes se resisten a establecer políticas claras de inversión y acción, como vimos en Copenhague hace unos meses.

Williams habla de los que creen (¡creemos!) en el cambio climático como si fuera una religión fundamentalista, basada en preceptos falsos, llena de seguidores fanáticos. No se da cuenta que él mismo cae en este tipo de actitud al negar tajantemente la posibilidad de que tales hechos sean ciertos. Que hay entre la comunidad científica voces opuestas es una realidad, y una realidad bienvenida a tal caso. Es la disención educada la que genera el choque de ideas que impulsa la búsqueda de la verdad. Pero negarlo absolutamente, oponiéndose a cualquier diálogo, convierte a Williams y quienes comparten su actitud (que no su opinión) en verdaderos y virulentos ateos del cambio climático.

En un afán conciliador, le diría a Williams que mantengo una mente abierta y contemplo la posibilidad de que el cambio climático no se deba a causas humanas. Pero agregaría dos cosas: primero, que dicho cambio es real, como ni siquiera él lo ha negado; y segundo, que tal vez no se deba a causas humanas, pero tal vez si. Tenemos que hacer lo que podamos por frenar e incluso corregir este cambio climático, por nuestro propio bien. La alternativa es no hacer nada y esperar que sea una situación natural y pasajera.
¿Estamos dispuestos a correr ese riesgo?

lunes, 18 de enero de 2010

El Bloqueo de Castro y la Devaluación de Chávez

Hoy me di una vuelta por el blog de Asuntos Capitales, páginas que leo con relativa asiduidad. Me encontré dos artículos bastante buenos, uno de Santos Mercado sobre el bloqueo que Castro impone a los cubanos, considerándolo aun más trágico que el impuesto por EEUU al propio Fidel; y otro de Godofredo Rivera, donde analiza el tema de la devaluación del Bolívar.

Ambas medidas tienen por objeto fortalecer el control de los dictadores sobre sus pueblos. Castro ha venido haciendo eso desde que tomó el poder, al prohibir la propiedad privada entre lo cubanos. Al no haber propiedad privada, es imposible el comercio entre los habitantes de Cuba: un bloqueo comercial interno. Más allá de lo que podrían estar comerciando con el exterior, al no haber comercio interno más que el permitido por el estado, la economía cubana padece lo que hoy vemos: pobreza y privación de la mayoría, y abundancia para algunos cuantos que, o controlan el sistema, o a base de astucia han conseguido darle la vuelta. Estos últimos son, sin embargo, los motores de los mercados negros que por fuerza existen en estas condiciones, y que solamente se traducen en mayor pobreza y carencias para el resto de la población.

Chávez, por su lado, ha conseguido devaluaciones prácticas del 215 y 320%. Esto sin duda empobrece a los venezolanos, aproximándolos inexorablemente a una realidad netamente cubana (sueño chavista), al tiempo que, a base de la sitemática destrucción de la libre economía y la empresa, ha ido logrando darle más poder a Hugo el dictador. Las medidas de devaluar el 'bolívar fuerte' (que viene siendo tan recio como un malvavisco) y de crear un 'bolívar petrolero' más caro le dan un respiro a los cofres de Chávez al propiciar un mayor ingreso de bolívares por cada dólar en transacciones petroleras. Esto le funciona pues puede financiar más fácilmente sus medidas populistas en el corto plazo. Pero a largo plazo genera una espiral de pobreza de la cual será cada vez más difícil que los venezolanos salgan.

Uno bloquea, el otro devalúa. Sus pueblos, por la calle de la amrgura. Y México, por comparación, en jauja. Pero esperemos que independientemene de esto último nuestro pueblo vea y aprenda de la situación en esos países que no tuvieron la fortuna de librarse de un salvador mesiánico como nos libramos nosotros en 2006.

domingo, 17 de enero de 2010

Prohibido prohibir fumar

No fumo. O cuando menos, no fumo cigarros. Algunas veces, en el antro o el bar con los cuates, pescaba algún cigarro. Creo que era más un afán de tener las manos ocupadas en algo - lo mismo que con frecuencia me lleva a resolver cubos de Rubik o hacer origami mientras hablo por teléfono. Me gusta fumar puros: cubanos, mexicanos, dominicanos, en ocasiones pocas cosas se me pueden antojar más que sentarme en la terraza con un whisky, un puro, y un buen libro. ¿Sibarita? No necesariamente, pero bueno, habrá quien piense así. Con todo, creo que al año me fumaré una veintena de puros, si acaso. Cuando viajé por Medio Oriente me aficioné a la narguila o hookah, la famosa pipa de agua que en diferentes momentos se ha puesto de moda en México. Aquí, es posible que me atraiga un poco más el aspecto social - nadie se sienta a fumar narguila solo, y por el contrario, es común ver grupos de cinco o seis personas en animada plática alrededor de una de ellas, ya sea en algún café de Estambul, un bar de Tel Aviv, o un simple cobertizo en las afueras de Aqaba. Y aunque nunca he fumado pipa, siempre sentí un particular agrado por el olor a tabaco de pipa que se percibía en la biblioteca de mi abuelo, o en el despacho de mi papá.

Pero no fumo cigarros. Los encuentro detestables, y el olor francamente me parece asqueroso. Además de que he sido testigo de como van degradando la salud de la gente de manera odiosa.

A todas luces, y por lo último, cualquiera pensaría que yo me contaría entre los principales defensores de las leyes anti-tabaco. Pero no. Me encanta poder llegar a cualquier bar o restaurante sin sentirme agredido por el olor a cigarro. Viviendo en Escocia, me dan risa mis amigos fumadores, que estando a gusto y cómodos en el interior del bar, tienen que ponerse sombrero, bufanda, guantes, y abrigo, solamente para poder salir tres minutos a echarse un cigarrito.

Pero las leyes anti-tabaco no son otra cosa que el gobierno metiéndose en donde no debería ni de asomarse.

La prohibición de fumar, ¿es una prohibición al consumo de tabaco, o al perjuicio del prójimo? Aunque la teoría señala lo segundo como la realidad, el hecho es que lo que ocurre es lo primero, limitando entonces nuestra libertad de acción. De entrada, se está cortando tajantemente la libertad de los dueños de los establecimientos (propiedad privada) a decidir que se puede y no se puede hacer al interior de los mismos. Es el mismo principio que nos permite fumar en nuestras casas: si es mi espacio, debo poder hacer lo que yo bien decida hacer. Prohibir fumar en propiedad pública, esto es, en aeropuertos, estaciones de autobuses, edificios del gobierno, y otros, tiene sentido. Ahí es el gobierno el que, como 'dueño' del espacio, está decidiendo prohibir fumar. Pero, ¿que no debería yo tener la misma facultad para decidir sobre mi propio espacio, sea este mi recámara o mi restaurante?

De nuevo, no fumo. Me desagrada el humo de cigarro de una manera absoluta. Creo, además, que quien está decidido a fumar aún con toda la evidencia científica y médica de lo dañino del hábito debe ser apoyado como se apoya a los alcohólicos. Pero creo con aún mayor firmeza que el estado debe mantenerse al margen de acciones que trunquen la libertad de los individuos. Admito que llego entonces a una coyuntura molesta: ¿tolerar a fumadores, o aguantar el pisoteo de mi libertad individual? Creo que en ese caso, haré uso de la segunda para ir a otro lado, donde no haya fumadores. Estoy en libertad de hacerlo, ¿no?

NOTA: En honor a la verdad, creo que mucho del buen funcionamiento de la sociedad en una instancia como esta depende de la cortesía de la gente. Si estamos en un ambiente donde, sin que nadie lo señale, los fumadores deciden aguantarse un poco solamente para no importunar a la persona de al lado, se habrán sembrado las primeras semillas para una sociedad donde el estado se dedica solamente a administrar, y no a mandar en asuntos triviales.

domingo, 3 de enero de 2010

Como tener aeropuertos seguros y eficientes, según Israel

El reciente incidente en el vuelo 253 de Northwest ha provocado que los encargados de seguridad de aeropuertos alrededor del mundo anden con los pelos de punta y hagan el pasar por las revisiones de las terminales aereas a su cargo un martirio total. Claro que la seguridad es buena. Pero el caos que ahora reina y que solo tenderá a crecer es tan inseguro como operar a puertas abiertas.

Pero esto no necesariamente tiene que ser así. El Aeropuerto Internacional Ben-Gurion , en Israel, probablemente está bajo mayor riesgo de ataques terroristas que cualquier otro aeropuerto del mundo. Y sin embargo, en la vasta mayoría de los casos es posible ir de la puerta a la sala de abordar en media hora - aun con revisiones de seguridad que son extremadamente concienzudas. Esto no es solamente por la comodidad de los pasajeros - las aglomeraciones en los aeropuertos son un blanco igual de sabroso para los terroristas.

Rafi Sela, presidente de AR Challenges, una consultoría global en seguridad de transporte, recientemente ofreció una entrevista al Toronto Star (en inglés). Sus observaciones y pensamiento sobre el método israelí en comparación con los sistemas de seguridad en Europa, Norteamérica, y otros países, son muy interesantes. ¿La clave? No hay que concentrarse en revisar maletas y rayos-X. Hay que observar a las personas.

Por experiencia personal puedo decir que la seguridad en los aeropuertos israelíes es llevada a cabo de manera profesional y eficiente. Lo que es más, los israelíes son en todo momento corteses y amables (cosa que no necesariamente pueden decir en la mayoría de los aeropuertos de Estados Unidos). No son perfectos, no. En una ocasión, al omar un vuelo interno entre Tel-Aviv y Eilat, al sur de Israel, tuve una mala experiencia. Creanme, pude haber ahorcado a la agente israelí que revisó mis papeles. Guapa, sí, y mucho, y bastante amable. Pero lenta y sin sentido común, y claramente en una situación para la que no estaba bien preparada. Mala suerte, me tocó una novata. Pero excluyendo ese pequeño incidente, que por lo demás es natural, mis otrs experiencias en aeropuertos israelíes han sido muy buenas. La seguridad es concienzuda pero eficiente.

Ojalá que del caos emerja orden, como lo hizo en Israel. De otra forma, viajar por avión será un suplicio mayúsculo. Y no hay necesidad de eso.